“una actitud inteligente ante la vida”

“una actitud inteligente ante la vida”
Para clarificarme el concepto necesito ineludiblemente pensar en la vida interior y la vida exterior del individuo porque ambas están profundamente interrelacionadas, más que eso, si en algun individuo se separan totalmente estaríamos ante una patología psíquica.
Normalmente nuestra vida interior se alimenta de nuestra vida exterior y la exterior se construye con la producción de nuestra vida interior.
La praxis de vida es la sucesión permanente de la acción y reflexión que nos acompaña como seres racionales en toda nuestra vida.
Las aspiraciones de cada ser humano determinan cuales son las actitudes apropiadas para lograrlas y esas serán las “inteligentes”.
Lo que genera un grado de complejidad mayor es que las aspiraciones de cada ser humano pueden estar determinadas a priori, en algunos casos, ser consciente el individuo que su búsqueda le va a llevar un período prolongado de su vida, pueden ser aspiraciones difusas que se van construyendo en el diario vivir o pueden ser cambiantes sobre todo cuando la vida exterior prevalece sobre tu vida interior.
Acrecienta la complejidad el hecho de que las aspiraciones del individuo son múltiples y diversas ya que abarcan todos planos de la vida (social, económica, cultural y política) con énfasis distintos según las circunstancias.
Aún más complejas todavía cuando se tienen sin verbalizarlas, cuando se traducen en nuestro accionar sin pasar por nuestro nivel consciente, muchas de ellas impuestas por medios de comunicación de masas que responden a las políticas de dominación imperantes.
Hay aspiraciones como la paz, la coherencia, el amor, el placer, la salud, la satisfacción de nuestras necesidades fisiológicas, entre otras, que las suponemos como inherentes a nuestra vida interior. Por tanto concluimos que para lograrlas solo tenemos que atender nuestro ser individual. En ese contexto se desarrollan actitudes de vida “inteligente” que preserven los logros y no impidan la prosecución de la búsqueda. De esta manera se da por válido grados de egoísmo, ya que los logros de algunos se hacen a expensas de la insatisfacción de otros.
Esta suposición a mi entender, es falsa, todo lo que nos acontece tiene que ver con ambas vidas, la interior (individual) como la exterior (colectiva).
Mas, no se tiene una vida interior plena sin tener un nivel mínimo de consenso social en la esfera los afectos que justifique las actitudes inteligentes que permitieron ese logro. A tal punto que quienes no lo tienen se lo inventan, fantaseando con ello.

Por lo antedicho, debería quedar claro que cada individuo construye su vida interior inteligente que corresponde a sus propias aspiraciones y por ser estas tan diversas, no hay recetas para una forma de vida interior “inteligente”.
No obstante vamos a arriesgar algunas ideas procedimentales que pretenden ser objetivas aunque seguramente estarán teñidas por mis aspiraciones y mi historia de vida.
Necesidades:
Fijar sus necesidades en plena conciencia, distinguiendo las principales de las accesorias de cada etapa de la vida, procurando sopesar las necesidades materiales con las emocionales.
Temporalidad:
Tener en cuenta los tiempos de cada circunstancia y relacionarlos con la temporalidad de la vida.
Trascendencia:
Teniendo claro que muchas de nuestras acciones van trascender a nuestra vida, tomar en cuenta la población a la cual se aspira trascender. (familia, vecindad, amigos, …...).
Coherencia:
Que nuestras acciones se correspondan a los valores humanos que sentimos válidos en esa circunstancia.
Importancia de los afectos:
Que nuestras acciones no interfieran con nuestros afectos
Hugo