EL ESPEJO

Asi como con las dos imágenes de nuestros ojos se crea en nuestra mente, una tercera mas completa y nos da la relación espacial. También la conciencia en nuestra mente puede ver en la vibración de las cosas sus cambios constantes, y captar imagen tras imagen los cambios sucesivos de nuestra forma. Pero también puede ver mas adentro y encontrar un ser sin forma, un ser que mantiene pese a nuestros cambios una esencia, una presencia que trasciende nuestra materia y también esa conciencia puede ver como actúa e interactúa con su entorno.
Como esa esencia impregna todo el resto del espacio, atraviesa gruesas paredes por pequeños orificios de la materia. Porque el espacio es infinito, no solo hacia fuera, también hacia adentro.
Esa esencia que respira con nosotros, también comparte el tiempo de los “otros”. Para su sabiduría lo “uno” es solo algo circunstancial. Uno, solo expresa apenas algo “muy importante” para ese ser. Pero la Tierra que lleva mucho tiempo en el Cosmos, también vivió otras eras, otros tiempos… con este hombre, con otros hombres y también sin el hombre.
El hombre lo único que hizo fue domesticarla, por supuesto. Antes tuvo que entenderla para después transformarla. Pero como todo ser lleva algo en sus entrañas de salvaje, de instinto y también ella se retuerce y corcovea (cuando se le impone).
Los griegos dijeron “tierra, agua, aire y fuego”, después intuyeron una inteligencia creadora que ordenaba los componentes y creaba otros diferentes solos en apariencia. Llamaron a esas entidades pequeñas “átomos”.
Átomos fueron las partículas con las que Einstein trabajó. Rompió sus uniones y la energía de ellos brotó.
También dejó en papeles escritas sus profecías, y dijo “mis amigos llegarán otros tiempos en donde el hombre pueda viajar en el tiempo” y aunque todavía nos parezca ficción llegará también ese tiempo…
Porque el tiempo mis amigos también se estira, se comprime y se dobla.
Porque apenas algunos días de nuestra vida, corresponden a varias generaciones de mosquitos y pequeños movimientos en el firmamento, a varios siglos de nuestras existencias

Martin (Tincho)